La noche del sábado 6 de Mayo cubría con su manto fresco a la ciudad de Esquel, y el barrio Ceferino le daba la bienvenida a las brigadas del metal patagónico. Después de unas semanas de espera, por fin llegaba el Resurrección Metal Fest, un evento de metal pesado que nos traía la presentación de Edad de Piedra (San Martin de los Andes), Terrenhal (Cutral-Co) y la vuelta a las tablas de los locales Hanta (motivo por el cual se denominó así al recital).

El cambio de clima brusco me pasó factura días antes y me encontraba engripado, pero eso no me iba a impedir presenciar el festival. Los que vivimos en Esquel y somos apasionados por la música pesada, tenemos la oportunidad de vivir 2 eventos al año exclusivamente de metal, y es por ello que nadie se los quiere perder. El Rock in Mapu (organizado por Radio Patagón) éste año no se va a llevar a cabo, por lo tanto la gente del Forjando Mortales (recital que se realiza aproximadamente en el mes de Agosto), decidió llevar adelante el Resurrección Metal Fest.
Mientras la prueba de sonido terminaba por concluir, afuera del local el ritual de la previa metalera copaba la calle con metaleros reunidos de Esquel, Bolsón, Neuquén, de cercanías a la ciudad, y que ya estaban listos para ver a las bandas.
Los encargados de abrir la noche fueron los locales Hanta. Es una banda que tiene un par de años en la escena del metal esquelense, habiendo editado su EP ‘Virus’ por el año 2014. El contenido lírico socio-político sumado a la musicalidad del heavy thrash hace de Hanta una banda comprometida con sus ideas a la hora de plantarse en las tablas. Su corta inactividad hizo que muchos metaleros se arrimaran a presenciar el show de la vuelta de los esquelenses, coreando los temas de su EP como Mil paredes o Desde las tinieblas. Hubo una fuerte ovación al momento que presentaron Sencillamente Nahuelpan (tema que cuenta con su propio videoclip), siendo el mismo dedicado a todas las familias descendientes de pueblos originarios. Llegaba el momento de los covers, y para interpretar eligieron dos temas de la mejor banda sudamericana: Sepultura. Fue así que primero sonó el clásico Refuse/Resist, seguido de Territory (ambos pertenecientes al Chaos A.D.), donde varios puños acompañaron en los estribillos de ambos, lo mismo que en la versión del tema de José Larralde, Quien, donde la banda marca su impronta y su estilo a la poesía del Pampa. El repertorio de Hanta llegaba al momento del desenlace, y es así que invitan a Tete Ulloga (cantante de Maligno), aclamado por el pogo, anunciando el clásico del motor del metal nacional: Ideando la fuga. A la banda se la vio a gusto y bien consolidada, dando a entender que claramente volvieron y seguirán por más, esperemos que prontamente con el sucesor de Virus, y con la misma fuerza con la que se desenvolvieron en ésta noche.
La gente salía a refrescarse y reencontrarse con viejos amigos, y Edad de Piedra ya estaba preparando su arsenal en el escenario. Recuerdo haberlos visto por el año 2014 en una extraordinaria presentación en Bariloche, dentro del marco de lo que fue el Ruca Hue, pero ahora con el actual cambio de formación me intrigaba saber qué es lo que están haciendo. De entrada, la potencia de la banda hizo que todos los que estaban afuera entraran a ver qué estaba sucediendo en el local. Y no dejaron que se escapara el tiempo para empezar el pogo y demostrarle aguante a la banda. Es que cuando uno se siente identificado con el artista que está viendo, es como un contagio de energía y es inevitable demostrarle tu aprecio por lo que hace. Será por eso que eligieron interpretar un tema del Pampa (el segundo que suena en la noche), una versión metalera de Quimey Neuquen, donde abrazados más de uno ayudaba con su garganta a estrofear las singularidades de ésta canción. La Patagonia tiene su cancionero que, si bien está en una etapa de construcción aun después de tantos años, ya ha detonado sus verdades en distintas geografías, donde se pudieron ver las realidades que se viven en éstas tierras, ocultadas por la historia oficial. Igualmente no se dedicaron solamente a hablar de la Patagonia, Kolla en la ciudad recordó a la memoria lo difícil que es para una persona que ama sus raíces salir de su pueblo y sumergirse en las tinieblosa ciudad. La ovación de las huestes metaleras llegó a su momento cúspide cuando Edad de Piedra hizo su ya reconocida versión del Cóndor pasa (una canción que originalmente ya tiene más de 100 años de antigüedad), allí las gargantas se unieron a la melodía de la viola y corearon un clásico del folklore sudamericano. La presentación de la banda fue un triunfo, y esperemos que no sea la última vez.
Mientras la organización realizaba los sorteos de la noche, Terrenhal ya estaba preparándose para brindar su show. Desde Cutral-Co, la propuesta de los neuquinos pisa el terreno del Heavy/Power metal, donde las dos violas parecen entrelazarse y dibujar la melodía de las historias que cuenta Gustavo mientras ejecuta su bajo. La banda tiene dentro de su trayectoria un material editado si no me equivoco el año pasado, el cual estuvieron presentando ésta noche. Así es que arrancaron con Viento del sur, y durante el despliegue de la banda se puede apreciar que cuidan muchos los detalles a la hora de armar sus temas, algo muy característico del estilo. Por tal motivo debe ser que a la hora de elegir los covers, eligieron a la emblemática banda Helker, y además le dieron el privilegio al público presente de apreciar temas nuevos de su propia autoría, que esperamos encontrarlos en un próximo material. Así terminaba la presentación de Terrenhal, y también concluía la primera edición del Resurrección Metal Fest.
Cada vez que se termina un recital en Esquel, la pregunta entre los asistentes es la misma, ¿Cuándo nos volveremos a encontrar? Si bien existen momentos donde acortamos un poco la rutina laboral y nos juntamos a escuchar música y charlar, no se compara con vivir un recital y apreciar a bandas que viajaron kilómetros para poder estar con vos viviendo una noche a puro metal. Es por eso que felicito a la organización del Resurrección Metal Fest que pudo consumar un evento más, quedando en la retina y oídos de cada uno de los presentes que estuvimos ahí y levantamos las copas para brindar por el metal. ¡Hasta el próximo pogo!

Por: Cheko Inyector

Fotografías: Cheko Inyector

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