Terapia de represión, tema que fuera el adelanto del disco, arremete sin piedad y explota frente tuyo. Es un tema que, si bien está dedicado a la memoria de Carlos Fuentealba (docente asesinado por la espalda a quemarropa por un policía en la provincia de Neuquén), lo podemos relacionar con todos los hechos de represión sangrienta que han sucedido a lo largo de la historia de nuestro país. Letra cruda, donde podemos ver una gran impronta poética de Lucas Bravo (autor lírico de la mayoría de las canciones), acompañada del batallante Thrash que caracteriza a la banda. Creo que acá ya se nota una fuerte diferencia con el álbum debut: una reminiscencia hacia el Death vernáculo que tanto nos gusta, con fuertes cambios de ritmos en la batería de Cristian Romero y las dobles gemelas de Bravo y Lucas Coronel que se rugen con gran rabia. Y es al minuto de la obra que se presencia el primer cambio y la presencia de Heber Rojas pide protagonismo, recordando a bajistas como Steve DiGiorgio que no arrugaban ante tanta bestialidad riffera. Continúa Norte inmortal el cual está dedicado a la escena del Norte argentino. Es un tema que emociona a todos los que disfrutamos del Metal Under, ya que nombra a la banda PANTEON de Jujuy, pero relacionando la palabra con la letra. Obras así mantendrán joven por siempre a nuestro sagrado Metal, citando por partes a la canción, claramente. Nos encontramos con un estribillo pegadizo que nos invita a corearlo, pero la parte que más me electrizó fue el solo: recomiendo que, una vez terminado el tema, volver al minuto 03:30 y disfrutar de tan magnífica composición. Comienza con una melodía sencilla pero impactante que te logra conmover, para luego desembocar en un virtuosismo que se disfruta plenamente. Son casi dos minutos de éxtasis brutal. Verso pollice cuenta con una participación especial: el Wata que hoy en día se encuentra en MATAN S.A. y PESTIFERA brinda su aniquilante voz en esta canción, respondiéndose constantemente con Daniel Pérez quien mantiene ese rugido fresco que le dio vida al primer álbum. La batería de la estrofa más el riff me recuerdan al primitivo Black Metal, inclemente y oscuro, mientras que en el minuto 3 nos trasladamos a otro plano con un ritmo machacante. Para los que gustamos de Basurero humano, grata fue nuestra sorpresa al enterarnos que el protagonista de ese disco estaría presente en Apócrifo. Iniciando como si de una marcha fúnebre se tratase, Analepsis nos cuenta detalladamente los últimos días del anciano que conocimos allá por el 2016. Pero su muerte no quedaría ahí, en el transcurso del tema descubrimos que hay una maldición que va a acechar a la familia (especialmente al hijo) por haber dejado a la deriva en un miserable asilo de ancianos a su padre. A los 05:20 siento que musicalmente nos ambienta en el funeral del anciano, y ahí es donde se nos abre la puerta principal del álbum. Disfruto mucho de los discos que están muy bien desarrollados y te llevan por el viaje artístico que la banda quiere demostrar. Es tremendo el tema, tanto que no te das cuenta de que tiene casi 9 minutos de duración.

Pero no todo es velocidad y brutalidad, tenemos un descanso con Núcleo, un tema que inicia con un trémolo a gran velocidad, como si de un lamento se tratase. Luego de unos buenos golpes con distorsión y batería, nos encontramos nuevamente con el Wata que, de manera esquizofrénica, nos invita a la Anatomía de una venganza. Resulta ser mi tema favorito del disco por la gran variedad de cambios de ritmos y riffs que de alguna manera finalizan la historia del anciano del primer disco (¿o recién empieza?). Y es aquí donde se nos revela la historia que hay detrás de la tapa del álbum (por cierto, EXCELENTE portada). Epifanía es otra gran sorpresa del álbum, un vals que personalmente me recuerda a aquellos primeros circos tétricos con criaturas realmente escalofriantes. Podemos decir que en esta parte ingresamos a lo que correspondería al título del álbum, ya que Apostasía es esa crítica a la institución de la iglesia católica. Y no es solamente una cuestión de hablar de toda la corrupción que hay detrás de este establecimiento, también encontramos fuertes convicciones por experiencias personales que nos invitan a conocer la ideología de la banda. El cierre del disco está a cargo de Odio heredado, única letra que no fue escrita por Lucas Bravo, sino que estuvo a cargo de Lucas Coronel. Con inicio atropellante, nos hallamos frente a un gran tema con el fuerte sello de los thrasheros de González Catán.